La macabra historia del psiquiátrico de Navacerrada
El Hospital del Santo Ángel, denominado comúnmente La Barraca y el psiquiátrico de Navacerrada, se enmarca como uno de los edificios más misteriosos de nuestro país. Un antiguo sanatorio de tuberculosos sobre el que recae una de esas leyendas típicas de la «Noche de Brujas». Si eres uno de esos apasionados por los cuentos de terror te aconsejamos que sigas leyendo porque esto te va a encantar.
El hospital maldito
El Sanatorio del Santo Ángel lleva 20 años abandonado. Ningún constructor de la zona quiere acercarse a un edificio en el que puede construirse casi cualquier cosa. Sus amplias dimensiones son bastante aprovechables para todo aquel que sepa un poco de arquitectura pero… ¿por qué nadie quiere acercarse? El pasado de este edificio es, cuanto más, dudoso. Un emplazamiento lleno de connotaciones relacionadas con su pasado como hospital psiquiátrico que lo mantiene en soledad en el corazón de la montaña.
Cabe destacar que el entorno en el que se encuentra y la arquitectura desgastada de la que se compone no incitan mucho a los constructores a reformar el edificio. Pero si hay algo que hecha para atrás a los visitantes son las leyendas de muerte y espíritus que giran en torno al psiquiátrico de Navacerrada. Un lugar catalogado por muchos como una puerta al más allá en la que ciertas sectas suelen celebrar rituales satánicos. Los restos de velas y las paredes pintadas con sangre hacen el resto para que esta construcción pueda tildarse coloquialmente como un hospital maldito.
La verdad sobre sanatorio
El psiquiátrico de Navacerrada fue construido en 1941 como un sanatorio para tuberculosos. Un edificio de más de 3.000 metros cuadrados situado en plena Sierra de Guadarrama para evitar el contacto de los enfermos con las poblaciones más cercanas. Con el paso del tiempo y los múltiples avances médicos pasó a convertirse en un centro psiquiátrico alimentado por un sinfín de historias con los pacientes como protagonistas. Finalmente, la Barraca fue cerrada en 1995 debido a falta de presupuesto y algún que otro percance que había otorgado mala fama al centro. Cuentan las leyendas que aún hoy se escuchan los gritos desgarradores de los enfermos en mitad de la noche. ¿Te atreves a comprobarlo?
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